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porque no Sólo las Top son modelos
 
 
 
 
 
 
 

Este fin de semana fui a ver Una Conejita en el Campus. El trailer y la publicidad que le han dado durante estos días me animaron a ir a verla, y no me decepcionó. Shelley (Anna Faris) vive cómodamente en la Mansión Playboy con sus compañeras de profesión, hasta que se encuentra en la situación de tener que abandonarla para buscarse la vida en el mundo real. Llega a una hermandad a punto de ser disgregada, pero con sus armas de conejita tratará de salvar a la hermandad y a sus componentes, unas chicas un tanto peculiares para la realidad en la que viven.

Shelly nos muestra un prototipo de guapa tonta, que creo que tiene también cosas que enseñarnos. Ayuda a las menos afortunadas a sacar lo bueno que hay en ellas, con unas pinceladas y pequeños arreglos consigue hacer de ellas unas verdaderas chicas guerreras, que creen en ellas mismas y se ven con fuerza para conseguir lo que se propongan. Y es que todos podemos lograr nuestras metas, si sabemos cómo empezar. A veces basta un pequeño empujón para sacar lo mejor de nosotros, otras, basta con mirarnos al espejo y reconocernos ante nosotros mismos.

También nos enseña a tener nuestra propia personalidad, no debemos dejarnos llevar únicamente por las apariencias; que ayudan, por supuesto que sí, pero debemos conservar siempre una parte de nosotros, esa parte que nos identifica como personas únicas en el mundo, nunca olvidarnos de nuestro yo y de nuestra verdadera manera de ser.

Son algunos de los valores que creo que nos aporta Una Conejita en el Campus. Frívola para algunos, reflexiva para otros, entre quienes me incluyo.